
Ciertos signos no engañan: el Espejo diario, un popular tabloide británico, publicó un especial de 48 páginas dedicado a la Copa Mundial Femenina, que comenzó el 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda. Ya en mayo, nada menos que 77.000 espectadores se dieron cita en el estadio de Wembley de Londres para la final de la FA Cup Femenina. Otro indicio notable: durante la temporada 2022-2023, 15,3 millones de británicos vieron al menos tres minutos en directo del campeonato femenino… Todavía denigrado a principios de la década de 2010, el fútbol femenino ha disminuido ahora su despegue en Inglaterra cuando la selección nacional ingresa a la Copa del Mundo contra Haití el sábado 22 de julio a las 11:30 a.m. (hora de París).
En 2018, los doce equipos de la Women’s Super League (WSL, la primera división inglesa), ya se han convertido en profesionales. Está surgiendo cierta competencia en la transmisión de partidos, con Sky tomando los derechos de BT Sport en 2021. En 2022, el equipo de Inglaterra, apodado las ‘Leonas’, ganó la Eurocopa en su suelo. En un país que se considera el inventor del fútbol, pero cuya selección masculina no ha ganado nada desde la Copa del Mundo de 1966, esta victoria fue objeto de una cobertura mediática masiva, aunque el entusiasmo popular se mantuvo alejado del drama cuatrienal vivido durante la Copa del Mundo masculina.
“Pero, si rascamos debajo de la superficie”corrige la exjugadora Karen Carney, la realidad del fútbol femenino es menos gloriosa: como “Instagram versus realidad”. La imagen es bonita, pero el día a día de clubes y jugadores es mucho menos glamuroso. Esta ex estrella del fútbol (144 partidos con la selección entre 2005 y 2019), ahora comentarista de televisión, acaba de presentar al gobierno británico un informe lleno de esperanza y muy duro sobre el estado actual de su disciplina. «A pesar del reciente optimismo y éxito, el fútbol femenino sigue en una fase inicial muy vulnerable desde el punto de vista financiero»ella escribe.
Aún no hay un modelo económico coherente
METROA mí Carney comienza recordando la realidad cotidiana de las jugadoras. En WSL, su salario medio ronda las 25.000 libras (unos 29.000 euros) al año, según el Tiempos financieros, contra… tres millones para los hombres. En la segunda división, los equipos siguen siendo semiprofesionales, con algunos futbolistas que ganan menos de 5.000 libras al año y continúan haciendo malabarismos con varios trabajos al mismo tiempo.
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