Canadá ha mostrado determinación frente a la aplicación de aranceles de Estados Unidos, afirmando que no levantará sus propias tarifas hasta que la administración estadounidense tome medidas similares. Este martes, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, describió la acción tomada por Estados Unidos como el comienzo de una «guerra comercial» que impactará sobre todo a los consumidores estadounidenses. Esta decisión, que abarca varios productos originarios de Canadá y México, ha provocado una fuerte oposición desde el gobierno canadiense, que considera las tarifas como injustificadas.
El primer ministro Trudeau sostuvo que la decisión tomada por Washington carece de fundamentos, indicando que el argumento usado por el presidente Donald Trump para respaldar los aranceles —supuestamente debido al presunto fracaso de Canadá en la lucha contra el fentanilo— es incorrecto. Según Trudeau, menos del 1% del tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos tiene origen en Canadá, lo cual cuestiona la validez de las afirmaciones de Trump. Además, destacó que Canadá ha puesto en marcha un plan de seguridad fronteriza de 1,300 millones de dólares dirigido a combatir el tráfico de narcóticos, incluyendo inversiones en tecnología de inteligencia artificial, sistemas de imágenes avanzados y una mayor cooperación con las agencias de seguridad de Estados Unidos.
La disputa comercial entre estas dos naciones se desarrolla dentro de un conflicto mayor en el que Estados Unidos ha empleado la política de aranceles como un medio para presionar a sus socios comerciales. La imposición de un 25% de tarifas a productos provenientes de México y Canadá es percibida no solo como una represalia económica, sino también como una táctica para fortalecer las políticas internas de Trump, incluyendo su combate al narcotráfico. Sin embargo, Trudeau y otros funcionarios canadienses han destacado que esta acción solo afectará a las familias estadounidenses, aumentando el costo de productos básicos como alimentos, combustible y artículos de uso cotidiano.
La guerra comercial entre ambos países se enmarca dentro de un conflicto más amplio en el que Estados Unidos ha utilizado la política de aranceles como herramienta para presionar a sus socios comerciales. En este caso, la imposición de un 25% de tarifas sobre productos de México y Canadá no solo es vista como una represalia económica, sino también como una estrategia para reforzar las políticas internas de Trump, como su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, Trudeau y otros funcionarios canadienses han resaltado que esta medida solo perjudicará a las familias estadounidenses, encareciendo productos esenciales como alimentos, gasolina y artículos de uso diario.
Más allá de los impactos económicos inmediatos, la disputa comercial podría influir en el largo plazo sobre la relación bilateral entre ambos países, que han sido tradicionalmente aliados comerciales cercanos. Aunque Canadá ha intentado mantener una actitud conciliadora en otros aspectos de su política exterior, las recientes acciones de Trump han obligado al gobierno canadiense a asumir una postura más decidida en defensa de sus intereses económicos y comerciales.
Además de las repercusiones económicas inmediatas, la guerra comercial también podría tener efectos a largo plazo sobre la relación bilateral entre ambos países, que históricamente han sido socios comerciales cercanos. Si bien Canadá ha buscado mantener una postura conciliatoria en otras áreas de la política exterior, las recientes medidas de Trump han forzado al gobierno canadiense a adoptar una postura más firme en defensa de sus intereses económicos y comerciales.
Por otro lado, las tarifas también podrían afectar a la industria estadounidense, especialmente en sectores como la automotriz y la manufactura, que dependen de productos importados desde Canadá. Este tipo de aranceles no solo incrementa los costos de producción, sino que también podría generar una desaceleración en la economía estadounidense, afectando a los consumidores con precios más altos en una variedad de productos.